Hola, buenos días, soy Darlyn una maga contemporánea, hoy tengo que contaros algo que me pasó hace algunos años, cuando yo tenía doce años. En esa época yo era muy aventurera, y me encantaba viajar y conocer animales, lugares y personas.
Estaba en una escuela de magos, aunque no se me daba muy bien la magia, y era un poco torpe. Esta semana en mi escuela se celebraban unas olimpiadas mágicas. A mí me encantaba la idea, porque era muy deportista, pero la magia no se me daba muy bien.
Legó el día de las olimpiadas y yo vestía de azul, porque era mi color favorito, mi primera prueba era saltar el Amazonas por el lugar más ancho, y para ello tenía que hacer magia, hice un hechizo para convertir mis zapatos normales, en zapatos saltarines, pero en vez de hacerlos saltarines, los hice brillantes, y claro intenté saltarlo y me caí al agua.
Yo iba última en la clasificación y la segunda prueba era convertir de un color el país que yo quisiera, y para ello tuve que idear una poción. Decidí cambiar Andorra, ya que era un país pequeño, y sería más fácil, porque como ya sabéis se me da fatal la magia. Luego pensé una poción, y decidí coger un vaso de tubo, llenarlo de batido de chocolate, y echarle purpurina de color amarillo, porque ese era el color del que iba a ser Andorra. Estaba un poco asustada porque no sabía si me iba a salir bien, y de repente el vaso se cayó y ...¡plaf! Andorra se veía de color amarillo, y era como si por un momento el sol, se hubiera acercado a Andorra y la hubiera bañado en un mar amarillo. Yo estaba muy contenta, porque por fin me había salido bien un hechizo, y encima el color que elegí cegó por completa a los jueces, y como mi hechizo fue el primero, los jueces no pudieron ver los demás hechizos y gané las olimpiadas, pero lo que a mí más me enseñó, fue que un pequeño error no tiene que ser mal, porque en mi caso que se me cayera la copa, fue lo que me hizo ganar las olimpiadas.
Yo iba última en la clasificación y la segunda prueba era convertir de un color el país que yo quisiera, y para ello tuve que idear una poción. Decidí cambiar Andorra, ya que era un país pequeño, y sería más fácil, porque como ya sabéis se me da fatal la magia. Luego pensé una poción, y decidí coger un vaso de tubo, llenarlo de batido de chocolate, y echarle purpurina de color amarillo, porque ese era el color del que iba a ser Andorra. Estaba un poco asustada porque no sabía si me iba a salir bien, y de repente el vaso se cayó y ...¡plaf! Andorra se veía de color amarillo, y era como si por un momento el sol, se hubiera acercado a Andorra y la hubiera bañado en un mar amarillo. Yo estaba muy contenta, porque por fin me había salido bien un hechizo, y encima el color que elegí cegó por completa a los jueces, y como mi hechizo fue el primero, los jueces no pudieron ver los demás hechizos y gané las olimpiadas, pero lo que a mí más me enseñó, fue que un pequeño error no tiene que ser mal, porque en mi caso que se me cayera la copa, fue lo que me hizo ganar las olimpiadas.
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